Cada pareja es particular en sus códigos y condiciones, los cuales varían con el tiempo.
Para mantenerse juntos de manera armoniosa, cada miembro de la pareja ha de buscar aproximarse al equilibrio en el dar y recibir (tanto en lo bueno, como en lo malo), y así cuidar el vínculo, subsanando las descompensaciones.
Por ejemplo: si el acuerdo de la pareja es no tener relaciones sexuales con otros, si se traiciona ese pacto, y la situación sale a la luz, se presentará en la pareja una situación descompensación que afectará la comunicación, la pasión, los proyectos… Se ha dado algo malo que debe ser compensado.
Si el que fue infiel desea conservar su pareja, se arrepiente de lo que ha hecho y pide perdón. A la otra parte le corresponde verificar qué tanto de malo necesita devolver, por ejemplo: distanciarse por un tiempo. Ambos han de hacer un trabajo de reparación, procurando ir a las raíces del asunto con sinceridad y comprensión, detectando y tratando las descompensaciones que no fueron atendidas.
Es básico que para que se dé la compensación reconciliatoria en un caso así, quien cometió la infidelidad debe hacer más por el rescate del equilibro del vínculo (dar lo mejor que pueda dar). Mientras la otra parte calibra y reporta su nivel de compensación.
Como este es un tema un tanto complejo, en la siguiente entrega ahondaremos un poco más en él.