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Agradecer el gran regalo de la vida

Los hijos jamás podremos retornar la inmensidad que hemos recibido de nuestros progenitores. Ellos nos dieron lo más grande que existe: LA VIDA (un regalo tan enorme que hagamos lo que hagamos, jamás lo podremos compensar), por lo que el dar y recibir entre padres e hijos siempre estará descompensado, y está bien que sea así, porque es ese el fluir del amor, que debe ir hacia adelante.

Lo que nos concierne es Agradecerles, quererlos tal y como son o fueron, y hacer algo valioso con nuestra vida. Así el río del amor seguirá fluyendo, sin estancarse…

Cuando no cumplimos esta labor nuestra vida es invadida por una sensación de fracaso porque nuestra alma sabe que estamos en deuda, lo que nos resta disposición y fuerza.

Está en nosotros desarrollar la madurez para comprender que hemos recibido un gran regalo. Valorarlo es valorar nuestra vida. Y si también nos criaron, nos corresponde reconocer que lo hicieron lo mejor que estuvo a su alcance, según sus historias.

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