Nuestros vínculos familiares son más extensos y variados de lo que solemos pensar, por ello es difícil comprenderlos en su totalidad. Las Constelaciones Familiares nos ayudan a entender su complejidad para así relacionarnos mejor con nuestros orígenes.
Provenimos de sistemas de partes interrelacionadas que necesitan sentir pertenencia, estar en orden y en equilibrio para que fluya el amor.
Cuando ocurren alteraciones del orden y desequilibrios surgen reacciones, que se manifiestan de forma parecida a las protestas cuando las cosas no andan bien en una sociedad. Sin embargo, una vez que se reconoce lo ocurrido, si se hacen los ajustes necesarios, se restablece el fluir de la energía.
Es el amor por nosotros mismos, y por ende, por nuestras raíces, lo que nos ayuda a tener una actitud favorable para hacer lo más conveniente para nosotros y nuestra comunidad: reconocer, comprender y honrar lo que somos.
Es común escuchar: “La familia es la célula fundamental de la sociedad”, pero, muchas veces no traducimos estas palabras en acción. Adquirir consciencia y amar la pertenencia familiar, produce cambios en todos los niveles. Con certeza Bert Hellinger afirmó: “Quien no tiene raíces no tiene alas”.