Saltar al contenido

Aprender juntos a vivir separados

En la película Kramer vs Kramer (1979) se muestra lo que puede suceder en un divorcio con hijos. Allí reluce que ambos padres necesitan a su hijo y que el hijo los necesita a los dos.


En muchos casos los padres entran en una dinámica competitiva por el amor de sus hijos (a veces de manera inconsciente), por lo que subestiman a su ex pareja mediante críticas no constructivas.


Cuando son varios hijos es común que cada uno tome partida a favor de una parte. Resulta esencial para preservar el orden del sistema, que los hijos asienta a esto: “Tengo a mi padre como mi padre y a mi madre como mi madre. No tengo que decidirme por ninguno de los dos”. 


La comunicación juega un rol vital, esta debe estar encaminada a la comprensión y a mitigar los problemas. Una parte del dolor de la separación disminuye cuando padres e hijos conversan acerca del tema. En casos de conflictos, los hijos deben mantenerse a un margen prudencial, para no llevar “cuentos” de un lado para el otro, ni presenciar las peleas de sus padres.


Muchas veces nos centramos en los elementos materiales (el tener) más que en el ser. Esta situación sale a la luz en los divorcios en los que los padres se preocupan más por la separación de bienes que en el bienestar de la relación. Esto también se percibe cuando los padres se dedican a expresarle su amor a sus hijos mediante regalos materiales. Esto puede darse por la evasión del dolor que trae la ruptura. Es necesario que todos entiendan que lo que más necesitan es cuidar su alma.   


Es cierto que a separarse se aprende separándose, y como en todo aprendizaje, hay que escuchar, ser pacientes, observar y ser empáticos.


Es interesante destacar la influencia de los cuentos de hadas, cuyas historias terminan diciendo: “Se casaron y vivieron felices para siempre”, además que muchos libros de educación familiar muestran imágenes de los niños tomando de una mano a papá y de la otra a mamá quedando así como los responsables de vincularlos. Muchos niños presentan fantasías de reconciliación, e incluso crean situaciones para que eso ocurra. Un divorcio es una decisión de adultos, los niños no tienen ninguna responsabilidad en la desunión ni en la posible re-unión

Los hijos de padres de divorciados se benefician al reconocer que no son los únicos en esa situación. Muchos han vivido lo mismo, lo han comprendido y enfrentado de una manera sana. Ricardo Capponi (psiquiatra chileno) en su libro “El amor después del amor”, expresa que ellos necesitan el apoyo familiar, del círculo social y de la escuela.


Es normal que estos niños se sientan confundidos porque desconocen qué va a pasar. Por ello, se les debe aclarar el panorama. Hacerles saber que es comprensible que experimenten sentimientos encontrados, por ejemplo: podrían estar tristes porque papá se fue, y a la vez aliviados porque ahora hay más tranquilidad en su hogar, y avergonzados por lo que dirán sus compañeros del colegio.  


En conclusión, corresponde que todas las partes comprendan que la familia no se desintegra por esta decisión, sino que se reorganiza, lo que requerirá un tiempo de ajuste. El divorcio termina la relación de los padres como esposos, pero no su papel de padres. Así pueden aprender juntos a vivir separados. 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Abrir chat
Hola
¿En qué podemos ayudarte?