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Hijos adoptivos

Bien sea por el deseo de maternidad o paternidad, por la voluntad de acoger a un niño sin padres, o por cualquier otra razón; la decisión de adoptar no sólo ha de gestarse, también debe madurar. Según las estadísticas, la mayoría de las parejas inician la búsqueda de un hijo adoptivo luego de 5 años de intentos fallidos de paternidad; o sea, que su anhelo de tener un hijo fue cobrando cuerpo a lo largo del tiempo.

A esto se suman los complejos mecanismos para adoptar, además de las dudas y miedos: ¿Será sano? ¿Los padres biológicos vendrán a buscarlo? ¿De qué familia vendrá? ¿Nos querrá?

Es básico que la pareja, o el futuro padre o madre adoptivo, busque apoyo (emocional, psicológico y legal). Una alternativa es tratar el asunto con terapeutas, padres que hayan adoptado, personas que estén buscando hacerlo también con quienes puedan compartir experiencias. 

Criar a un hijo implica un cambio profundo de vida. Si a ver vamos, los padres biológicos también deben “adoptar” a sus hijos para así asumir su nueva vida

Un asunto clave es no ocultar su procedencia a los niños adoptados, incluso lo ideal es que si lo desean puedan contactar a sus padres biológicos. Muchas veces quienes fueron adoptados o acogidos se enteran de forma tardía que sus verdaderos padres no son quienes ellos creyeron, y esto les causa dolor y o rabia, ya que se sienten engañados por sus propios padres. A los centros de adopción les corresponde mantener la información de sus registros a disposición de los interesados. 

Para cerrar, comparto este poema de José García Velázquez que bien demuestra la belleza que emana de la ADOPCIÓN:

En este mundo hay personas
con tan grande corazón
que pueden cambiar la historia
en contra de la razón,
capaz de saltar barreras
de fronteras culturales
y ponerse por montera
necios prejuicios raciales.

Desafiando al egoísmo,
la enfermedad o el terror,
dan lo mejor de sí mismos
a través de la adopción.

Pero hay que reconocer
- y creo que no me equivoco-
que para así proceder
hay que estar un poco loco…

¡Aunque bendita locura
que hace triunfar al amor
salvando a tantas criaturas
de injusta marginación!

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